LA SEÑORA DE LA PINTURA, VIDA DE SOFONISBA ANGUISSOLA

Sofonisba Anguissola es una figura única en la época excepcional del Renacimiento italiano. Dotada de un extraordinario talento capaz de intrigar incluso a Miguel Ángel, no pudo, a causa de su rango nobiliario, hacer del arte una profesión. Pero es la primera italiana en conquistar una fama internacional como pintora.
Nacida en una familia de la baja nobleza de Cremona en 1532 es encaminada por el padre, junto con cuatro hermanas, al estudio de las artes, y en especial de la pintura, alcanzando rápidamente tales niveles de excelencia que pronto su fama llega a los confines de Italia y en 1559 es invitada por Felipe II a la Corte de España.
Dejada la provincia, es lanzada al centro de la máquina del poder que gobernaba el mundo: dama de corte y maestra de pintura de la reina Isabel de Valois, Sofonisba participa en las emociones de la de la familia real frente a los acontecimientos como la tragedia de Don Carlos y la victoria de Lepanto, dejando al fin Madrid después de la muerte de su protectora, para afrontar otras etapas aventuradas de una vida larguísima y movida, con dos matrimonios (y un amor secreto) que la llevarán por Italia de Palermo a Génova y viceversa.
Una mujer rica en profundas dotes humanas, que afrontó lo imprevisto de metas lejanas y las consecuencias de decisiones valientes; una artista que alcanzó en los retratos una excepcional capacidad de introspección; una pintora de almas, de cuyo genio los contemporáneos tuvieron un conocimiento preciso como para que Van Dyck fuera a pedirle consejos a ella, ya vieja.
Escasos son los documentos que se refieren a ella, la mayor parte de sus obras está dispersa y de otras, no firmadas, se discute todavía la atribución. Pero una valoración dirigida a interpretar su personalidad puede restituir la verdadera dimensión de un personaje que, ciertamente, por ser mujer tuvo un papel subalterno pero por su grandeza logró dejar una huella indeleble en la historia de la pintura.