Friedrich Wilhelm Joseph Schelling (1775-1854) llevó al extremo la paradoja de «pensar lo impensable», lo que escapa al pensamiento: el yo y su fuerza creadora; la naturaleza inconsciente, que origina lo otro de sí mismo, el ser consciente. Por su originalidad en el análisis de estas profundidades insondables, forma junto con Fichte y Hegel el gran trío filosófico del Idealismo alemán. Pero el impacto de Schelling alcanza más allá del Idealismo. Frecuentó el círculo de los jóvenes románticos y convirtió sus anhelos e intuiciones en materia filosófica: la noche, el interior de la naturaleza, lo irracional, lo tenebroso, lo enigmático, el mal y, en el fondo de todo, la obsesión por la libertad.